Estimados amigos de Meteora,

El sistema atmosférico global del planeta Tierra, está respondiendo a los forzamientos de aumento de temperaturas, provocados por el importante incremento en la cantidad de gases de efecto invernadero que son liberados a la atmósfera por la actividad humana, lo cual está condicionando un nuevo tiempo meteorológico en la Península Ibérica y su entorno.

En la constante vigilancia meteorológica que realizamos desde Meteora, estamos comprobando desde hace tiempo, que debido a este aumento de temperaturas de manera forzada, el sistema dinámico atmosférico está cambiando a otro tipo de dinámica meteorológica anual, y esto nos influye de manera determinante.

En las próximas décadas, van a cambiar los efectos de las condiciones meteorológicas sobre nuestra vida diaria, sobre nuestros trabajos, sobre cómo hemos de entender la naturaleza, sobre la gestión del agua, la agricultura, la ganadería, el tiempo de las ciudades, los bosques, las montañas, el turismo etc.

Comenzaremos por explicar la época del año que será más determinante en los próximos años:

El “Superverano” que ya está en nuestras vidas: Es y será la más larga estación del año, y la más exigente para las personas y la naturaleza de ahora en adelante. El “superverano” impondrá muchas limitaciones a nuestra vida y a la naturaleza. Debido al aumento de las temperaturas y al cambio en la dinámica atmosférica, los anticiclones de bloqueo establecidos entre Norteamérica y el este de Europa, mucho más extensos y al norte que en las décadas pasadas, impondrán un tipo de tiempo extremo en Europa.

El “superverano” comienza mucho antes de la llegada del verano astronómico, y en general ya lo hace en el mes de mayo, como media, a mitad del mes de mayo. A partir de esta semana del mes, los aires fríos del Norte o del Oeste, empiezan a ser reemplazados por masas de aire estáticas sobre la mitad  sur de Europa, e incluso masas de aire que provienen o se extienden desde el norte de África. Un largo periodo de calor comienza en mayo y se extiende hasta más allá del comienzo del otoño astronómico. En este largo e intenso “superverano”, las precipitaciones son más escasas que en el pasado, y sobre todo en forma de tormentas esporádicas y locales. Estas tormentas serán más escasas que en el pasado, pero más fuertes e intensas, y en muchos casos torrenciales, y con abundante aparato eléctrico, granizadas y fuertes rachas de viento.

Las temperaturas del “superverano” serán muy calurosas, con muchos días de ola de calor con temperaturas extremas. Las olas de calor comenzarán en junio, extendiéndose a julio y agosto, e incluso en algunos años a finales de mayo y a primeros de septiembre. El calor será muy persistente en el “superverano”, y el fuerte calor muy frecuente.

El final del “superverano”, desde finales de agosto, el mes de septiembre y primeros de octubre, se caracterizará por el tiempo revuelto, cálido o suave pero muy revuelto, en el que las fuertes tormentas serán la tónica de estas semanas, con lluvias intensas y torrenciales, y con abundante aparato eléctrico, granizadas y fuertes rachas de viento.

 

El otoño del futuro será una mezcla de tiempo cálido y revuelto, con tiempos suaves o frescos, pero en el que el frío cada vez será menos frecuente, comparado con los otoños del pasado. El otoño comenzará más tarde, y muchos años se introducirá para ocupar todo el mes de diciembre. Será más cálido y menos frío con el paso de los años. Debido a la extensión de los anticiclones de bloqueo, que aún predominan desde el “superverano” desde Norteamérica hasta el este de Europa, las situaciones de grandes lluvias atlánticas sobre la Península Ibérica y sus alrededores irán disminuyendo. Pero las lluvias tormentosas locales, intensas y torrenciales, se extenderán hasta bien entrado noviembre. El tiempo dominado por situaciones de DANA será más importante en el futuro, en el final del “superverano”, y durante todo el otoño, especialmente en las regiones mediterráneas, y en general en las mitades sur y este peninsular.

El invierno del futuro también existirá: pero será más corto y menos frío que en el pasado. El invierno será muy irregular entre años, alternando entre inviernos fríos y de tiempo revuelto, e inviernos secos y cálidos, dependiendo de la preponderancia de los anticiclones de bloqueo. Esta estación del año, tiende ya a comenzar algo más tarde, a primeros de enero de promedio, y se seguirá pareciendo a los inviernos del pasado, pero más dulcificado y menos revuelto en general. Incluso en la mitad sur de la Península habrá años con inviernos que parece que no han existido como tales.

La primavera comenzará algo antes de lo que estábamos acostumbrados, a primeros de marzo, y terminará bastante antes que en el pasado, sobre mediados de mayo. La primavera también  será muy irregular entre años, alternando entre primaveras frescas y de tiempo muy revuelto, y primaveras secas y cálidas, dependiendo de la preponderancia de los anticiclones de bloqueo.

Como punto final a esta predicción del tiempo de los años venideros, desde ya y en el futuro cercano, diremos que como meteorólogos nos preocupan varios hechos:

*La disminución de las extensas lluvias de los temporales atlánticos, lo que provocará menos disponibilidad de agua en las vertientes atlánticas de los ríos peninsulares.

*El aumento de las situaciones tormentosas intensas en el final del “superverano” y durante el otoño, y el aumento de las situaciones de DANA en el final del “superverano” y durante el otoño, en las mitades  este y sur peninsular, lo que aumentará el riesgo para las personas y los bienes materiales.

*La disminución de las nevadas en los sistemas montañosos en general durante la época invernal, lo que disminuirá la disponibilidad de agua, y el disfrute del turismo de nieve.

*El aumento del periodo de calor y del fuerte calor en el “superverano”, lo que impondrá graves problemas a las personas, la agricultura, la ganadería y a la naturaleza.

*El aumento del periodo de calor y fuerte calor en el “superverano” aumentará la demanda de energía para refrigerar.

*Las mayores y más frecuentes intrusiones de polvo atmosférico sahariano,  a lo largo del año, empeorarán la calidad del aire sobre la Península Ibérica, provocando un aumento de los problemas de salud, agravados por la contaminación provocada por las emisiones de gases tóxicos de vehículos e industrias dependientes de combustibles fósiles.

Desde el punto de vista positivo prevemos que:

*Las necesidades de energía en el invierno para calentar los edificios, serán menos importantes cada año.

*El turismo de sol y playa aumentará fuera de los meses de temporada alta de julio y agosto.

*Contra el aumento de la intensidad, la dispersión e irregularidad de las precipitaciones, la red de embalses en la Península Ibérica, junto con una buena gestión, se vuelve un gran aliado.

*Posibilidad de disfrutar más del turismo en las estaciones de esquí en verano, debido al ambiente fresco de las altas montañas en el “superverano”.

Saludos y hasta pronto.

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